Me han visto

13 de octubre de 2005

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Le molestaban las muñecas y los empeines. Algo raro había cuando trataba de caminar. Cuando se le pasó el mareo, y pudo estabilizarse mejor, dio repenteinamente un paso que no quería dar.
Y luego otro.
Su mano se movió contra su voluntad y saludó a la vecina que tan mal le caía. Iban sus pies, ligeros y gráciles, como en una danza, a saltitos por el pavimento hacia el frontis del Museo. Extrañamente sus manos no coordinaban mucho con los pies, y nunca las podía bajar por completo.
En algunos movimientos, vio unos destellos como hilos pasar verticalmente frente a sus ojos. No entendía nada. Comenzó a buscar los destellos, hasta que los identificó como hilos, los cuales siguió con la mirada, hasta llegar a su piel. Se metía bajo ella, y se tensaba, para que levantara sus brazos. Se relajaba para que bajara sus pies. Empezó a sentir angustia por no poder manejar sus propios movimientos. Se resistía a los hilos, pero dolían cada vez más. Los puntos de contacto con su piel, empezaban a enrojecer por el forcejeo, comenzaban a sangrar en hilos rojos y delgados.
Empezó a buscar el origen de los hilos.... y llegó al cielo. Ese mismo cielo infinito con el que había soñado noches románticas bajo las estrellas. Ese mismo cielo que siempre se ofreció como refugio cuando quería hacer paracaidismo. Ese cielo que cuando aún no cumplía los 10 años, invitaba a ser explorado como astronauta. Ese mismo cielo donde habitaba..... ése. Ése que le había echado a perder la vida. Ése que se empeñaba en negar, pero siempre le salía el tiro por la culata. Ése que se empeñaba en darle señales de su amor, a pesar de ser negado una y otra vez. Ése traidor que atacaba sin previo aviso y por la espalda, para hacer ver que siempre estaba acompañando.
Pero en medio de eso, notó una mano que no podía ser de ése. No cuadraba con sus expectativas. Se habia abandonado de sí, y ahora su cuerpo se movía dominado por una gran mano invisible. Pensó que en cualquier momento se transformaría en puré bajo su presión, que se sentía encima. Y algo más atrás de la mano brilló.
Nuevamente notó el cielo, pero esta vez más luminoso. Descubrió que sus sueños de conquistar el espacio eran más fuertes. Descubrió que se podía desligar de los hilos con solo pensar que no quiere seguir a esa masa de marionetas dominadas y dirigidas por esa gran mano. Sus muñecas se aliviaron. Sus empeines descansaron. Fue a su departamento, armó un par de bolsos.... y se fue a vivir lejos de la ciudad.



5 comentarios:

libertad_de_expresion dijo...

Los hilos nunca existieron...son parte de nuestra imaginación...trancas... nada es imposible.

Viajes introspectivos son buenos, yo prefiero viajar hacia el lugar q quiero con la mente...dicen q dirigiendo tu mente a cierto pensamiento hace q inconcintemente se haga realidad.

Muchos abrazos pendientes.


:)

Palomis dijo...

La soledad carcome dia a dia, pero lo viajes hacie el interior jamas acaban busca al dulce y tierno iago k conoci en sus relatos.
Y piensa k de alguna forma todos estamos conectados...no t conosco pero se lo que sientes.

libertad_de_expresion dijo...

http://img247.imageshack.us/img247/1894/143dk.jpg

Esta foto es perfecta para este texto.

Besito

Treintona regresa dijo...

Mmmmm, sorprendente blog....que puedo decir..., solo mencionar que esa capacidad de volar, de soñar, de amar es extrañamente encontrada por aca.
Felicidades, te leo
PD: Chic....muy chic!

Anónimo dijo...
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