Desde su adolescencia, decidió que coleccionaría frascos. De diversos tamaño y formas. Variaban en colores y en usos. A simple vista, parecían vacÃíos. Estaban todos ordenados de acuerdo a criterios muy personales.
Cada cierta cantidad de días abría un frasco, acercaba la boca a su boca, gritaba muy fuerte o quizás susurraba muy suave y cuidando de que no se escapara una gota de esos ruidos, acercaba la tapa para encerrarlos.
En un principio los ordenaba feliz en su cómoda. Pero el espacio se hizo pequeño, por lo que decidió instalar repisas alrededor de la pieza para que estuvieran fácilmente alcanzables y reconocibles. Cuando las repisas no daban abasto, siguió apilándolos todos en fantástico equilibrio contra la muralla. Casi tenía una habitación hecha de frascos con diferentes sonidos y emociones encerrados en ellos.
Se las ingenió para que hasta el techo estuviese cubierto de frascos, pero ya iba quedando poco espacio... por la puerta sacó los muebles de la habitación. Incluso sacó la cama.... para poder poner los frascos en el piso, la ventana estaba cubierta de frascos y no lo dejaban ver bien hacia afuera... todo lo que trataba de mirar, era deformado como cuando se ve a través de un frasco.
Incluso terminó cubriendo la puerta con frascos que contenían cosas que no se atrevía a decir, de emociones contenidas.
Y ahí dentro se quedó. Encerrado en un cuarto de frascos.... como un bicho solitario encerrado en un frasco.
Un día... el encierro fue más fuerte, y en su angustia camino un par de pasos de manera descuidada.
Pasó a llevar un frasco.
Y empezaron a caer uno a uno todos los frascos. No oía los frascos caer y quebrarse. Oía todos los sonidos encerrados como se repetían por el eco, resonando en su cabeza. Cada segundo se sumaba uno más. Cada segundo se atormentaba un poco más.
No sentía los vidrios incrustarse en su piel. Sentía los recuerdos y las emociones contenidas rasgar su alma...
Lentamente cayó al piso, y sobre vidrio molido...... durmió.....
No sé por cuanto tiempo...... pero durmió....
Cada cierta cantidad de días abría un frasco, acercaba la boca a su boca, gritaba muy fuerte o quizás susurraba muy suave y cuidando de que no se escapara una gota de esos ruidos, acercaba la tapa para encerrarlos.
En un principio los ordenaba feliz en su cómoda. Pero el espacio se hizo pequeño, por lo que decidió instalar repisas alrededor de la pieza para que estuvieran fácilmente alcanzables y reconocibles. Cuando las repisas no daban abasto, siguió apilándolos todos en fantástico equilibrio contra la muralla. Casi tenía una habitación hecha de frascos con diferentes sonidos y emociones encerrados en ellos.
Se las ingenió para que hasta el techo estuviese cubierto de frascos, pero ya iba quedando poco espacio... por la puerta sacó los muebles de la habitación. Incluso sacó la cama.... para poder poner los frascos en el piso, la ventana estaba cubierta de frascos y no lo dejaban ver bien hacia afuera... todo lo que trataba de mirar, era deformado como cuando se ve a través de un frasco.
Incluso terminó cubriendo la puerta con frascos que contenían cosas que no se atrevía a decir, de emociones contenidas.
Y ahí dentro se quedó. Encerrado en un cuarto de frascos.... como un bicho solitario encerrado en un frasco.
Un día... el encierro fue más fuerte, y en su angustia camino un par de pasos de manera descuidada.
Pasó a llevar un frasco.
Y empezaron a caer uno a uno todos los frascos. No oía los frascos caer y quebrarse. Oía todos los sonidos encerrados como se repetían por el eco, resonando en su cabeza. Cada segundo se sumaba uno más. Cada segundo se atormentaba un poco más.
No sentía los vidrios incrustarse en su piel. Sentía los recuerdos y las emociones contenidas rasgar su alma...
Lentamente cayó al piso, y sobre vidrio molido...... durmió.....
No sé por cuanto tiempo...... pero durmió....
4 comentarios:
cariño, menudo cuento, es maravilloso!!!!
me encanto...
uf, nunca me imagine una situación asi...
escribes muy bien, no sobra nada, la lectura es rápida y fluida....
y mandame más enlaces pa seguirte leyendo.
besitos
carol
wow
No sólo está buenÃsimo, sino que en estos momentos me toca fuertemente. Me habÃa puesto a coleccionar frascos.. pero afortunadamente me di cuenta para donde iba el asunto antes de que fuera un desastre.
Abrazo!
Muy bueno... Bien escrito. Un señor, muy cercano a mi pero que vivÃa muy solo, que guardaba cada uno de los tubitos de cartón del papel de baño que usaba. Los apilaba en su departamento gris y en penumbras. HabÃa miles, ordenados, parecÃa un enorme panel de abejas de color gris. Me pregunto si, al igual que tu personaje, tenÃa algún evento asociado a cada tubito acumulado, porque hasta el dÃa que murió nunca me dejo botarlos. Tal vez temÃa que si se derrumbaban iba a quedar enterrado en la inmundicia.
Me encanto y me dejo pensando en el tema. Siempre uno anda angustiado con la idea que ideas, acontecimiento o personas queden olvidados con el paso de los años. Al final la vida se hace de recuerdos y creo que todos nosotros estamos intentando armar una vida a base de ellos.
Saludos.
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