Me han visto

21 de enero de 2005

La Tina

Se hundió, hasta dejar sus orejas justo por debajo del nivel del agua.

Le encantaba oir como caí­a el agua en el agua, como sonaba si respiración amplificada. Le gustaba sentir las cosquillas de la superficie del agua, sobre su cara, sobre sus labios, sobre los muslos y pantorrillas que quedaban fuera, dado el tamaño de la tina. Le gustaba sentir las diferencias de temperatura en las distintas partes de su cuerpo, según estaban dentro o fuera de ella.

Mientras tomaba conciencia de todos estos estímulos externos, venían pensamientos fugaces a su mente. Recuerdos, quizás. Fantasí­as, tal vez. Una barba de tres días, frotándose suavemente en su pecho mientras las manos sujetaban sus muñecas. El roce de los labios en su tetilla. Una zapatilla de niño, tirada en el balcón de su departamento. Una mirada escondida entre escaleras de un parque público. Un amanecer tibio en la azotea de un edificio, con un cuerpo desnudo, durmiendo a 4 metros sobre una frazada. Un pan con mantequilla, calentado sobre la estufa a parafina en la casa de su abuela. Un perro lamiendo la mano de aquel recién llegado, a quien nunca volvió a ver. Una mano apretando su pene de manera suave. Una caminata en la playa, descalzo, en silecio, de tres horas con uno desconocido que era parte de su vida hace 3 ó 4 años.

El agua continuaba llenando la tina, y empezaba a fluir por el drenaje que evita que la tina se rebalse. Le gustaba como sonaba.

Se sumergió un poco más, dejando solo su nariz en la superficie. Y las piernas que apoyo en la pared de azulejos, pq ya no cabía.

La idea de sumergirse para siempre rondó su cabeza. No habí­a nadie más en la casa. Nadie lo intentarí­a sacar.

Nuevos recuerdos se agolpaban en su mente. O ideas nuevas que nunca pensó antes. Será en la capilla de mi ex-colegio. Ojalá no vaya mucha gente. O sí, me gustaría sentirme querido en un momento así. Quiero canciones más sacras, cantada por gente especialmente contratada para eso. Y que incluyan una canción buscada y dedicada para mí, cantada por un amigo. Un amigo de esos que no pueden dejar de ir. Pero si va porque le nace, no va a estar en condiciones de cantar. No quiero que la cante alguien que va por compromiso. Una urna pequeña, simple, y de madera sin muchos adornos, para que después ser esparcido en algún lugar boscoso del Sur.

Respiró profundo. Botó todo el aire. Lentamente bajo su cara. Quedó completamente sumergido, y de inmediato se impulsó con las piernas y quedó sentado en la tina. Apagó la llave. Le dio frío y estiro la mano para la toalla, mientras se ponía de pie.

Se secó los pies, se pasó rápido la toalla por el cuerpo, eliminó el agua de su rostro, y desnudo se fue a acostar en la alfombra de su habitación.

5 minutos después, yacía dormido mientras su perro olfateaba su cara. Parecía dormido. Parecí­a para siempre. Una vez más, parecía para siempre.


1 comentario:

el doc dijo...

Me gustó. Me gustó! :)

un abrazo